Versos:
Lucas 9:28-29; 11:1; 3:21; 5:16
Lo que todos estos versos tienen en común es que hablan de la vida de oración de Yesúa; debe haber sido una experiencia maravillosa verle orar...tan dependiente y obediente, totalmente inspirador.
Es interesante que en el pasaje de Lucas 11:1, el discípulo le pide que les enseñe a orar...no le pidió que le enseñara a sanar enfermos, no le preguntó cuánto lodo se le pone a un ciego para que vea, nada relacionado a como hacer milagros u obtener comida o dinero, solo querían aprender a hacer algo: a orar como El oraba.
Como líderes, es interesante saber que es lo que las personas admiran de nosotros; quizá admiran lo mucho que sabemos o lo bien que exponemos; tal vez admiran lo que conocemos de la Biblia...no sé qué admiran las personas de usted como líder pero una sola cosa definiría un verdadero ministerio: que nuestros discípulos nos reconocieran por la manera en la que oramos.
Los discípulos reconocieron a través de la vida de Yeshúa que los milagros y todo el avance del reino era producto de la relación y comunión con Dios, que era sustentada por la obediencia y la fe. Ellos habían aprendido al verle a El que lo importante era conocer al Padre y obedecerle.
En ese sentido, Yeshúa había venido a poner en claro la verdadera religión: amar y conocer a Dios.
El profeta Ezequiel mencionó la obra que otros profetas y líderes de su época hacían:recubrían la pared con lodo suelto o lo que es equivalente a poner un remiendo nuevo en un paño viejo. La verdadera religión no admite fórmulas, se trata de que lo viejo tiene que morir.
Si no se está desafiando al pueblo del Señor a conocerle y vivir para El en obediencia y adoración extravagante, entonces estamos tan solo rellenando agujeros. Por esta razón es que las naciones perecen, porque no cumplimos nuestro verdadero rol de destruir lo que está viejo, lo religioso, lo falso, lo que no sirve y construir lo que viene de Dios. Los primeros cristianos no eran muy bienvenidos en las ciudades, les llamaban los trastornadores y no porque tomaban el poder político sino porque la transformación de las personas era desde el interior y ninguno de los sistemas del mundo podía contra estas personas, no podía seducirlas ni podía vencerlas.
Me llama la atención que a la madre Teresa de Calcuta la acusaron de no ser "suficientemente cristiana" debido a que en vez de ayudar a erradicar las fuentes de pobreza las "perpetuaba" solo dándole migajas a las personas. Ellos la querían ver como una fuerte "protagonista" del movimiento mundial de justicia social por el cual muchos sacerdotes murieron en la época de los setenta y ochenta; ellos trataron de que su religión "cambiara las cosas en los países" y lo que resultó haciendo es cambiándolos a ellos, muchos de los cuales terminaron separados de Dios y sirviendo a una ideología.
La madre Teresa aprendió que la verdadera justicia era miqueas 6:8, hacer justicia, misericordia y ser humilde ante Dios. Muchas personas siguieron su ejemplo y todavía hoy vemos personas que quizá no son grandes movilizadores o transformadores de la historia pero son un buen prójimo que sirve alimento a quien no tiene qué comer. En realidad esta es la verdadera religión; por eso es tan molesta para la sociedad, porque a los ricos avaros les dice que deben ser generosos, comenzando por ar buenos salarios a sus empleados, pero a los pobres agitadores les dice "esperen en Dios y no se fabriquen sus propios dioses".
Así que, cuando predicamos, cuando cantamos, debemos tratar de hacer algo mas que "dar un bonito mensaje", debemos desafiar al pueblo del Señor a dejar la hipocresía y buscar a Dios de todo corazón, haciendo lo que es justo. Al final, cuando Dios juzga una nación, El mira, toma la temperatura de la Iglesia, la verdadera Iglesia no las congregaciones, y examina la justicia a la luz de lo que éstas viven. Nos conviene a todos seguir a Dios con integridad de corazón y que el Señor encuentre fuego santo en el corazón de esta nación.
Mt 9:14-17
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